El recuerdo de su sonrisa es la primera y de momento única
obra de Olatz Fernandez de Agirre Gebara, pese a que esta trabajando en su
segunda obra en el momento en que escribo estas líneas. Esta escritora comenzó
desde muy pequeña versionando historias
desde un punto de vista diferente, subvirtiendo sin saberlo conceptos
que la mayoría damos muchas veces por sentado. Esta historia debe parte de su
naturaleza a que en principio fue mandada como trabajo de clase (De ahí el
inicio) y a la propia naturaleza de la escritora y sus vivencias que poco a
poco calan en el lector.
La historia comienza in media res, pronosticando cosas que
el lector hilará en su cabeza sin que nadie le diga que está en lo correcto.
Este, a priori, podría parecer un recurso un tanto difícil de manejar para una
escritora novata, pero aunque se queda en el estadio más simple del recurso,
sin provocar más que un par de flashbacks para remarcar alguna escena, las
vueltas que la trama da sobre si misma pueden llevar a que el lector cambie sus
opiniones sobre lo que ha ocurrido en el prologo conforme la historia avanza.
Quien haya visto Another sabrá a qué me refiero.
Sin embargo, la trama juega una mala pasada debido a su
irregularidad. Hay momentos que parecen sacados de ninguna parte, cambios
espacio-temporales sin hilar demasiado bien y algunos puntos incomprensibles
(como un avión que misteriosamente tiene un campo de fuerza protector para
determinados asientos, no diré más para evitar spoilers) que solo pueden
explicarse debido o al carácter de la escritora o la intervención de una deidad
suprema que interviene en los hechos para encauzarlos en un determinado punto,
lo comúnmente conocido por la expresión latina del “Deus
ex machina”.
La trama tiene dos puntos muy diferenciados, y la primera
vez que pensé en ello me vino a la mente la estructura de Death Note, que al
llegar a su punto álgido pega un bajón de calidad hasta llegar a los estertores
de la serie donde se recupera. Pero pensándolo detenidamente, esa comparación
me parece injusta por dos motivos. El primero es lo que yo hasta entonces
buscaba en la obra, que ya no vuelve si no en míseras pinceladas poco
importantes, y lo segundo es el cambio radical de trama que no se da en la
anterior serie. No, pensándolo detenidamente me recuerda a Suzumiya Haruhi.
La serie de Suzumiya Haruhi sirve para presentar a los
personajes con pinceladas de humor para hacerla disfrutable, mientras que la
película que continua su historia esta más centrada en mostrar a los personajes
por si y que se desarrollen. Y aunque no me parece que llegué al nivel que
adquiere Haruhi con ese enfoque, si me parece un acierto una vez que he estado
reflexionando sobre ello.
La primera parte del libro, te va presentando a todos los
personajes, dándoles pequeños espacios para que muestren su personalidad e
inquietudes, y de puente la autora crea unas hilarantes situaciones, que, debo
admitirlo, me hicieron caer del asiento
en varias ocasiones debido al ataque de risa. Sobre todo hay un mítico momento
en los primeros compases de la obra que todo aquel que haya llegado a ese punto
sabrá inmediatamente a que me refiero.
La segunda parte, sin embargo, después de un punto de
inflexión donde cualquier otro lo hubiese dejado, ella continua su historia,
y vemos a los personajes mostrar más
situaciones y momentos que no se habían dado, mostrando alguna que otra faceta
oculta, y aunque vuelve el problema de los saltos espacio temporales, no
molestan demasiado a la hora de la lectura, llegando el lector a adaptarse al
carácter casi bipolar de la obra a la hora de cambiar de un capitulo y contexto
a otro. Este es un contexto por momentos más oscuros, donde la autora da su
opinión desde la boca de sus personajes y situaciones al más puro estilo Galdós
o Baroja.
En cuanto a los personajes me hallo dividido. Los
secundarios tienen mucha fuerza y personalidad, y de algunos amo cada segundo
en “escena”, pero los protagonistas son… irrisorios. Confieso mi más ferviente
animadversión hacia el protagonista masculino, mas plano y vacio que una hoja
de papel cuyo mayor fallo es ser absurdamente servicial. Y aunque la protagonista
per se si tiene algo más de carácter, es un nido de contradicciones que no casa
bien con la figura que se nos intenta presentar. Y si, en la entrevista
realizada poco antes de escribir esto, la autora confesó que veía a sus
protagonistas como el hilo argumental para unir las historias de los
secundarios, que es donde está la miga de la historia. Sin embargo, aunque no
puedo evitar estar de acuerdo, y hay algún que otro personaje que amo, si es verdad
que algunos engloban poco más que clichés algo vistos y otros son mas
incoherentes que la trama de un shotter o una película de Michael Bay. Y en
cuanto a los protagonistas, la falta de interés no quita la mala ejecución, lo
siento. Y si, quizás estoy siendo muy duro teniendo en cuenta que esta es su
primera obra y el desarrollo de personajes es algo que muchos escritores
consagrados o cineastas famosos no han llegado a dominar, pero hay que examinar
la obra per se y he decidido ser imparcial.
Como resumen final, pese a que la rapidez de la trama me
hace sentir en una película de Zach Schneider, aunque hay momentos que no sabes
de donde han salido y varias incoherencias que atentan contra las leyes de la
física y la razón, me parece una obra muy disfrutable, con momentos míticos con
los que puedes reír por mucho tiempo, con algunos personajes que te enamoraran
y por los que realmente puedes llegar a preocuparte, y con reflexiones muy
interesantes que te harán pensar durante un buen rato incluso acabada la obra.